Nunca digas siempre.
No hay nada más triste que esos besos que se reparten en botellas de cristal, que vagan solitarios y tristes por este gran y amplio mundo, esperando, deseando, que alguien los encuentre. Que ese alguien esté tan necesitado de cariño, que se emocione al encontrar alguna de esas botellas, y que comparta ese gran amor.
No hay nada más triste que un tren abandonado. Con un viejo destino, sin pasajeros que llevar. Un tren que iba hacia algún lugar y venía de otro totalmente distinto. Llevaba pasajeros que querían huir, cambiar, que después querían volver... ¿llegaron a su destino?
Y yo, náufraga de mi propio mar, pasajera de mi propio destino; busco pero no encuentro alguien que me sepa amar, alguien que me muestre el camino.
No hay nada más triste que un tren abandonado. Con un viejo destino, sin pasajeros que llevar. Un tren que iba hacia algún lugar y venía de otro totalmente distinto. Llevaba pasajeros que querían huir, cambiar, que después querían volver... ¿llegaron a su destino?
Y yo, náufraga de mi propio mar, pasajera de mi propio destino; busco pero no encuentro alguien que me sepa amar, alguien que me muestre el camino.
Comentarios
Publicar un comentario